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8 de Junio del 2021, Ciudad de México
Al Centro de Capacitación Cinematográfica y su comunidad A la Comunidad Cinematográfica A más de dos meses de la emisión del 2do Comunicado del CCC y a tres meses del #8M, Las Landetas, como mujeres organizadas, decidimos poner nuevamente a disposición de la comunidad las denuncias del #TendederoCCC como un acto de congruencia y apoyo hacia aquellas que nos brindaron su testimonio, hasta corroborar que existen medidas integrales de prevención, sanción, reparación del daño y la promesa de no repetición para las víctimas. Hemos vuelto para contrarrestar la táctica sistémica del silencio que produce el olvido y pone en duda las vivencias de las denunciantes, permitiendo la revictimización y dando pie a otras maneras de callarnos e invisibilizarnos. Varias de nosotras somos testigas de la omisión institucional y de la violencia agravada aún cuando existía una promesa de voluntad, que apenas con la publicación del tendedero y la atención mediática, se pudo materializar en recursos reales para empezar a atender el problema. Ha sido largo y pesado avanzar en este proceso como víctimas, observadoras y denunciantes de varios victimarios del CCC, por lo que coincidimos que un primer paso para la reparación del daño y la no repetición son el sentido histórico para asumir la responsabilidad y construir una conciencia colectiva. A estas alturas nos parece fundamental que exista información suficiente y las acciones necesarias para garantizar el acceso a las mujeres a una vida libre de violencia. Nos preocupa que al desconocer la violencia que forma parte de la historia de nuestra comunidad, se da cabida a que hombres estudiantes y profesores ignoren, minimicen, nieguen y se burlen de las denuncias presentadas en el tendedero, incluso aún cuando ellos son los denunciados, sin demostrar una intención real para responsabilizarse por sus acciones, siendo que varios han llegado a buscar a sus víctimas para amedrentarlas, revictimizarlas y hacerlas sentir culpables por haberles denunciado. Frente a la gravedad de este panorama nos preguntamos por qué el CCC no ha tenido una junta informativa con las mujeres de la comunidad donde se nos explique claramente los pasos que seguirán a partir del primer tendedero publicado el 18 de marzo del 2021; mientras estamos a la espera, algunas de nosotras hemos tenido que convivir con nuestros violentadores como si todo estuviese normal. Pese a la escasa comunicación, es de nuestro conocimiento que el tratamiento de los testimonios dependerá de si se realiza la denuncia de manera formal o no, por lo que nos es fundamental enfatizar lo complejo que resulta para nosotras denunciar en una institución donde aún falta generar las condiciones óptimas para las víctimas. Solicitamos que las autoridades garanticen un ambiente de privacidad y confianza para presentar las quejas, un ambiente donde exista suficiente información y formación para la comunidad, priorizando siempre a las víctimas que ya han sido valientes en denunciar en el tendedero, sin olvidar que aún cuando decidan no proceder a través del protocolo sus denuncias seguirán siendo legítimas. Sostenemos que poner la reputación, comodidad y beneficio de los hombres antes que la integridad y seguridad de las víctimas jamás será feminista, ni nos direccionará hacia un futuro libre de violencia. Mientras tanto repetiremos hasta el cansancio: nuestro acto de sororidad con las denunciantes es definitivo. Con ello extendemos la invitación a los varones al cuestionamiento y autocuestionamiento para la transformación de las dinámicas violentas en la industria cinematográfica y audiovisual, así como la invitación a las mujeres a presentar de manera formal su denuncia a fin de atender, prevenir y erradicar un problema que ya no podemos seguir arrastrando y que nos afecta toda la comunidad. Por último extendemos una invitación al resto de la comunidad cinematográfica y audiovisual mexicana a participar en una nueva dinámica que abrimos esperando se unan a este acto de protesta contra la violencia estructural que nos impide desarrollarnos como mujeres estudiantes y profesionistas que somos y queremos ser. En nuestra nueva página web encontrarán una nueva sección llamada “Más allá del CCC” la cual estará dedicada a mantener un registro de la dinámica que hemos lanzado en redes a modo de un nuevo tendedero que hace honor a la pieza original de Mónica Mayer, con el objetivo de dar cuenta de la violencia que no sólo impera dentro sino también fuera de esta institución y que se manifiesta en condiciones que obstaculizan la igualdad de oportunidades para las mujeres en el ámbito audiovisual y cinematográfico mexicano. Gracias a todas por ser valientes y continuar la lucha por nuestros derechos. Entre todas nos cuidamos. Nunca más gozarán de nuestro silencio CCC ROMPE EL PACTO #LasLandetasSomosTodas 2 de junio 2021
DEL TENDEDERO A LA EXIGENCIA - Jornada Derechos Humanos de las mujeres en la cultura, las artes y las ciencias. Buenas tardes a todas y todos los que nos escuchan. Agradecemos a Cineastas Unidas, al DHLabMx y al Centro Cultural España por la invitación y lamentamos mucho no poder aparecer virtualmente en el evento, pero es verdad que, como mujeres pertenecientes al “gremio” corremos un riesgo al dar la cara, pues parece que para triunfar como cineasta necesitas de dos cosas: 1. Ser hombre, 2. Caerle bien a los demás, la fraternidad y el pacto son innegables. El cine es evidentemente patriarcal, tan lo es que de acuerdo con el Anuario Estadístico del IMCINE 2019 las mujeres ocupamos apenas el 40.6% de personas trabajadoras en la industria. De los 216 largometrajes producidos ese mismo año sólo el 20% de ellos fueron dirigidos por mujeres. ¿Por qué? Habría que hacer un diagnóstico general de las condiciones económicas, sociales, culturales, ambientales y políticas en las que nos encontramos para poder concretarlo, pero al menos desde nuestra experiencia como estudiantes, podemos afirmar que los espacios de educación se encuentran ocupados por dinámicas que ponen en peligro la vida de las mujeres al no garantizarse el derecho a la educación libre de violencia que impide el acceso igualitario a las oportunidades entre mujeres y hombres. Muchas de nosotras formamos parte de generaciones que tuvieron que tolerar la violencia sexual, psicológica, económica, patrimonial y física ejercida por compañeros y profesores para poder estudiar en una institución, como el CCC, que es de educación pública. Somos varias -si no es que la mayoría- que normalizamos todo esto como si fuera un requerimiento de nuestra carrera. Las mujeres estudiantes del CCC salimos de la escuela aprendiendo a convivir con nuestros violadores que caminan con la comodidad de saber que sus actos no tienen consecuencias y que continúan con sus vidas intactas porque tienen todos los medios para preservar su posición privilegiada, empezando por sus queridos amigos que los respaldan y todavía se atreven a pronunciarse desde un falso “not all men”. El resto de las mujeres que no se han adaptado han tenido que dejar de asistir a clases por no convivir con profesores y compañeros acosadores, o simplemente se han dado de baja. Ojalá cada vez más mujeres nos atrevamos a alzar la voz sin miedo a que nos despidan o estigmaticen como revoltosas, el miedo siempre está latente, no conviene salirse demasiado del margen o te quedas sin trabajo; mejor preservar “la familia”, mantener las apariencias a como dé lugar. Sin embargo el miedo ya nos tiene bastante hartas, así que aunque sea de manera anónima nos hemos organizado para denunciar. La triste realidad es que muchas de nosotras alguna vez denunciamos de manera formal frente a las autoridades que no nos atendieron y en cambio nos revictimizaron una y otra vez; eso o terminaron privilegiando a nuestros agresores, dándonos la opción de no tomar clase para “resolver el problema”. Somos testigas de lo fácil que es poner la falta de presupuesto como pretexto, mientras ellos hacen uso de los recursos cuando nosotras a duras penas los aprovechamos; definitivamente estudiar y hacer cine es hostil, y la única opción que nos han dejado es la creación del tendedero. En el tendedero que realizamos se evidenció que muchas de las conductas que se ejercían contra las mujeres constaban de:
El resultado fue una “exposición artística” realizada en una plataforma web con las historias de terror a modo de cuadros, todos ordenados por edades empezando por los 16 años. La plataforma permitía que los espectadores realizaran un recorrido virtual con un camino a modo de espiral en donde, como cualquier otra exposición, había un texto introductorio donde se mencionaba la cantidad de denuncias y violentadores identificados. En la mayoría de los testimonios te encontrabas con menciones a alumnos activos, otros egresados con carrera premiada en festivales, profesores y directivos, variedad sí que había. El final del recorrido, el corazón de la exposición, es decir el centro de la espiral, terminaba con un video realizado a partir de las obras de dos egresados, uno de ellos mencionado en una denuncia sexual grave. En el video “Canción de amor para Fátima en el Paradiso de los hombres” se hace evidente la justificación y normalización de la violencia, la violencia simbólica (como lo puede ser el cine) queda como soporte del resto de sus manifestaciones físicas. Desde su inauguración el día 18 de marzo, comenzamos a recibir peticiones de mujeres para reabrir el tendedero y hacer su denuncia pública, de tal forma que así lo hicimos, recopilando 82 denuncias más a lo largo de 7 días que aunque no pudieron ser integradas en el primer espacio, incorporamos en nuestra página web a fin de que se hicieran visibles. La evidencia de la violencia sistemática era evidente y muchas mujeres nos escribieron agradeciéndonos por haberles dado un espacio para denunciar y otras agradecieron el tendedero como una forma para permanecer alerta. Esto a su vez fue acompañado de diferentes publicaciones que realizamos en nuestras redes sociales no sólo para invitar a conocer el tendedero sino para informar a la población sobre los variados tipos de violencia que existen, ya que identificamos que entre la población abunda mucha ignorancia respecto a estos temas. El Tendedero por los 45 años del CCC logró recopilar 167 denuncias de las cuales 74 tienen nombre y apellido y 34 de ellos son profesores, en su mayoría egresados. Así, la acción entera resultó un éxito, consiguiendo suficiente atención de los medios a tal punto que al día de hoy son casi 40 notas periodísticas las que se han realizado en torno al suceso. El tendedero significó la oportunidad perfecta para ser escuchadas y en ese sentido nos implicó una responsabilidad grande, pues había muchos temas pendientes a colocar. Nosotras, como feministas que somos, teníamos claridad de cuáles eran las violaciones a derechos más urgentes y las medidas que debían instalarse, que además no eran novedades sino exigencias que llevábamos rato tratando de impulsar y que están basadas en diferentes instrumentos nacionales e internacionales a favor de los derechos de las mujeres. Desde el inicio de la acción el CCC nos buscó para intentar entablar un diálogo directo, sin embargo no quisimos, en nada nos beneficiaba dar la cara como responsables a un acto de protesta tan controversial y peligroso para nuestra reputación como profesionistas; a cambio, hicimos uso del anonimato para mantener comunicaciones por escrito de manera pública. El primero de ellos contaba con citas a varios artículos pertenecientes a la Ley General de Acceso a Mujeres a una Vida Libre de Violencia, entre ellos el Capítulo II Artículo 45 donde se define como obligación de las instituciones adheridas a la Secretaría de Educación Pública: I. Definir en las políticas educativas los principios de igualdad, equidad y no discriminación entre mujeres y hombres, y el respeto pleno a los derechos humanos. De igual forma, emitimos una lista de más de 15 puntos de exigencia entre los que se encontraban:
Si bien aún no hemos terminado nuestro trabajo de análisis y vigilancia de los procesos en materia de igualdad del CCC, reconocemos el tendedero como una herramienta efectiva para la exigencia integral de nuestros derechos como mujeres, y por tanto, extendemos una invitación a todas las mujeres a llevar a cabo éste y otros métodos de denuncia que dirijan hacia transformaciones económicas, sociales, culturales y ambientales suficientes para poder estudiar y desarrollarnos. Nos unimos y colaboramos frente al objetivo principal en la agenda feminista que es vivir libres de cualquier tipo de violencia, con igualdad de facto entre mujeres y hombres; es decir sin discriminación, sin violencia sexual, prejuicios, ni estereotipos que refrenden nuestra historia de opresión. Trabajamos colectivamente a partir de una ética que nos permite organizarnos frente a las circunstancias para hacernos escuchar. El poder levantar la voz es invaluable, permanezcamos unidas sabiendo que hemos sido y estamos siendo atravesadas por la violencia sexista. Levantemos todos los tendederos que sean necesarios para ser escuchadas y frenar la violencia, encontrar la paz y la justicia. Hagámonos escuchar para responder en eco. #Noestamossolas. #Yositecreo #LasLandetasSomosTodas Nunca más gozarán de nuestro silencio 2 de junio 2021
DEL TENDEDERO A LA EXIGENCIA - Jornada Derechos Humanos de las mujeres en la cultura, las artes y las ciencias. Buenas tardes a todas y todos los que nos escuchan. Agradecemos a Cineastas Unidas, al DHLabMx y al Centro Cultural España por la invitación y lamentamos mucho no poder aparecer virtualmente en el evento, pero es verdad que, como mujeres pertenecientes al “gremio” corremos un riesgo al dar la cara, pues parece que para triunfar como cineasta necesitas de dos cosas: 1. Ser hombre, 2. Caerle bien a los demás, la fraternidad y el pacto son innegables. El cine es evidentemente patriarcal, tan lo es que de acuerdo con el Anuario Estadístico del IMCINE 2019 las mujeres ocupamos apenas el 40.6% de personas trabajadoras en la industria. De los 216 largometrajes producidos ese mismo año sólo el 20% de ellos fueron dirigidos por mujeres. ¿Por qué? Habría que hacer un diagnóstico general de las condiciones económicas, sociales, culturales, ambientales y políticas en las que nos encontramos para poder concretarlo, pero al menos desde nuestra experiencia como estudiantes, podemos afirmar que los espacios de educación se encuentran ocupados por dinámicas que ponen en peligro la vida de las mujeres al no garantizarse el derecho a la educación libre de violencia que impide el acceso igualitario a las oportunidades entre mujeres y hombres. Muchas de nosotras formamos parte de generaciones que tuvieron que tolerar la violencia sexual, psicológica, económica, patrimonial y física ejercida por compañeros y profesores para poder estudiar en una institución, como el CCC, que es de educación pública. Somos varias -si no es que la mayoría- que normalizamos todo esto como si fuera un requerimiento de nuestra carrera. Las mujeres estudiantes del CCC salimos de la escuela aprendiendo a convivir con nuestros violadores que caminan con la comodidad de saber que sus actos no tienen consecuencias y que continúan con sus vidas intactas porque tienen todos los medios para preservar su posición privilegiada, empezando por sus queridos amigos que los respaldan y todavía se atreven a pronunciarse desde un falso “not all men”. El resto de las mujeres que no se han adaptado han tenido que dejar de asistir a clases por no convivir con profesores y compañeros acosadores, o simplemente se han dado de baja. Ojalá cada vez más mujeres nos atrevamos a alzar la voz sin miedo a que nos despidan o estigmaticen como revoltosas, el miedo siempre está latente, no conviene salirse demasiado del margen o te quedas sin trabajo; mejor preservar “la familia”, mantener las apariencias a como dé lugar. Sin embargo el miedo ya nos tiene bastante hartas, así que aunque sea de manera anónima nos hemos organizado para denunciar. La triste realidad es que muchas de nosotras alguna vez denunciamos de manera formal frente a las autoridades que no nos atendieron y en cambio nos revictimizaron una y otra vez; eso o terminaron privilegiando a nuestros agresores, dándonos la opción de no tomar clase para “resolver el problema”. Somos testigas de lo fácil que es poner la falta de presupuesto como pretexto, mientras ellos hacen uso de los recursos cuando nosotras a duras penas los aprovechamos; definitivamente estudiar y hacer cine es hostil, y la única opción que nos han dejado es la creación del tendedero. En el tendedero que realizamos se evidenció que muchas de las conductas que se ejercían contra las mujeres constaban de:
El resultado fue una “exposición artística” realizada en una plataforma web con las historias de terror a modo de cuadros, todos ordenados por edades empezando por los 16 años. La plataforma permitía que los espectadores realizaran un recorrido virtual con un camino a modo de espiral en donde, como cualquier otra exposición, había un texto introductorio donde se mencionaba la cantidad de denuncias y violentadores identificados. En la mayoría de los testimonios te encontrabas con menciones a alumnos activos, otros egresados con carrera premiada en festivales, profesores y directivos, variedad sí que había. El final del recorrido, el corazón de la exposición, es decir el centro de la espiral, terminaba con un video realizado a partir de las obras de dos egresados, uno de ellos mencionado en una denuncia sexual grave. En el video “Canción de amor para Fátima en el Paradiso de los hombres” se hace evidente la justificación y normalización de la violencia, la violencia simbólica (como lo puede ser el cine) queda como soporte del resto de sus manifestaciones físicas. Desde su inauguración el día 18 de marzo, comenzamos a recibir peticiones de mujeres para reabrir el tendedero y hacer su denuncia pública, de tal forma que así lo hicimos, recopilando 82 denuncias más a lo largo de 7 días que aunque no pudieron ser integradas en el primer espacio, incorporamos en nuestra página web a fin de que se hicieran visibles. La evidencia de la violencia sistemática era evidente y muchas mujeres nos escribieron agradeciéndonos por haberles dado un espacio para denunciar y otras agradecieron el tendedero como una forma para permanecer alerta. Esto a su vez fue acompañado de diferentes publicaciones que realizamos en nuestras redes sociales no sólo para invitar a conocer el tendedero sino para informar a la población sobre los variados tipos de violencia que existen, ya que identificamos que entre la población abunda mucha ignorancia respecto a estos temas. El Tendedero por los 45 años del CCC logró recopilar 167 denuncias de las cuales 74 tienen nombre y apellido y 34 de ellos son profesores, en su mayoría egresados. Así, la acción entera resultó un éxito, consiguiendo suficiente atención de los medios a tal punto que al día de hoy son casi 40 notas periodísticas las que se han realizado en torno al suceso. El tendedero significó la oportunidad perfecta para ser escuchadas y en ese sentido nos implicó una responsabilidad grande, pues había muchos temas pendientes a colocar. Nosotras, como feministas que somos, teníamos claridad de cuáles eran las violaciones a derechos más urgentes y las medidas que debían instalarse, que además no eran novedades sino exigencias que llevábamos rato tratando de impulsar y que están basadas en diferentes instrumentos nacionales e internacionales a favor de los derechos de las mujeres. Desde el inicio de la acción el CCC nos buscó para intentar entablar un diálogo directo, sin embargo no quisimos, en nada nos beneficiaba dar la cara como responsables a un acto de protesta tan controversial y peligroso para nuestra reputación como profesionistas; a cambio, hicimos uso del anonimato para mantener comunicaciones por escrito de manera pública. El primero de ellos contaba con citas a varios artículos pertenecientes a la Ley General de Acceso a Mujeres a una Vida Libre de Violencia, entre ellos el Capítulo II Artículo 45 donde se define como obligación de las instituciones adheridas a la Secretaría de Educación Pública: I. Definir en las políticas educativas los principios de igualdad, equidad y no discriminación entre mujeres y hombres, y el respeto pleno a los derechos humanos. De igual forma, emitimos una lista de más de 15 puntos de exigencia entre los que se encontraban:
Si bien aún no hemos terminado nuestro trabajo de análisis y vigilancia de los procesos en materia de igualdad del CCC, reconocemos el tendedero como una herramienta efectiva para la exigencia integral de nuestros derechos como mujeres, y por tanto, extendemos una invitación a todas las mujeres a llevar a cabo éste y otros métodos de denuncia que dirijan hacia transformaciones económicas, sociales, culturales y ambientales suficientes para poder estudiar y desarrollarnos. Nos unimos y colaboramos frente al objetivo principal en la agenda feminista que es vivir libres de cualquier tipo de violencia, con igualdad de facto entre mujeres y hombres; es decir sin discriminación, sin violencia sexual, prejuicios, ni estereotipos que refrenden nuestra historia de opresión. Trabajamos colectivamente a partir de una ética que nos permite organizarnos frente a las circunstancias para hacernos escuchar. El poder levantar la voz es invaluable, permanezcamos unidas sabiendo que hemos sido y estamos siendo atravesadas por la violencia sexista. Levantemos todos los tendederos que sean necesarios para ser escuchadas y frenar la violencia, encontrar la paz y la justicia. Hagámonos escuchar para responder en eco. #Noestamossolas. #Yositecreo #LasLandetasSomosTodas Nunca más gozarán de nuestro silencio Ciudad de México a 16 de abril del 2021
Al Director Alfredo Loaeza Al Área Directiva del CCC A la comunidad profesores y estudiantes varones CCC Como mujeres estudiantes y egresadas, nos dirigimos específicamente a ustedes después de presenciar con preocupación su lenta reacción y medidas poco asertivas para impulsar los compromisos emitidos en su Comunicado del pasado 24 de marzo. Es preocupante que hasta el momento la comunicación de la institución no ha mostrado una intención real de abrir y permitir el diálogo con y entre la comunidad de mujeres del CCC, incluidas SororidadCCC, desde donde participan las generaciones activas de estudiantes. Consideramos que a la fecha no han sido atendidas con claridad las dudas que han surgido y que continúan surgiendo respecto a sus compromisos 1, 2, 5 y 6, los cuales nos parecen los más urgentes de atender. A pesar de la junta convocada por el Concejo Estudiantil en la que Alfredo Loaeza se dirigió a la comunidad, la información permanece sin estar al alcance de las y los estudiantes tal como se acordó a inicios de la reunión, provocando un retraso sustancial en los procesos de participación; por lo que les invitamos a acercarse a la comunidad de mujeres para apoyarlas en lo que sea necesario y aclarar cualquier duda cuanto antes. Tomando en cuenta que la institución está realizando acciones con el fin de reactivar actividades presenciales, observamos con suma preocupación que el compromiso 3 y 4 no están siendo cumplidos. Esta inquietud por contar con espacios libres de violencia donde no tengamos que convivir con nuestros violentadores, ha sido expresada tanto por nosotras, como por las diferentes colectivas, asociaciones, organizaciones y agrupaciones de estudiantes, egresadas y trabajadoras de la institución que hoy sumamos más de 600 mujeres. Por tanto, no podemos ignorar que algunos varones mencionados en “El Tendedero CCC” siguen ejerciendo puestos de poder, asistiendo a juntas académicas e impartiendo asesorías. Consideramos necesario y urgente que los directivos, profesores y personal académico señalados dejen de formar parte de los espacios de toma de decisión de la escuela, por lo menos “hasta la emisión de las recomendaciones de la Comisión que garanticen la continuidad de las clases y seguridad de las alumnas” tal como viene expresado en su comunicado. Si bien, el CCC ha manifestado públicamente que las conductas violentas contra las mujeres no serán solapadas, las acciones e inacciones de la institución van en contra del discurso emitido y continúan labrando un camino donde estos actos serán bienvenidos, encubiertos y, por tanto, perpetuados. Exigimos comunicación, claridad y transparencia para la implementación de procesos justos, tomando como herramienta el REGLAMENTO de la Ley General de Acceso de las Mujeres a una Vida Libre de Violencia, del cual podrán apoyarse una vez iniciado el proceso de revisión de denuncias, considerando el CAPÍTULO II DE LA ATENCIÓN. ARTÍCULO 17.- La atención que se dé al agresor, será reeducativa y ausente de cualquier estereotipo, y tendrá como propósito la eliminación de rasgos violentos de los agresores, mediante el otorgamiento de servicios integrales y especializados. ARTÍCULO 21.- El tratamiento de la violencia sexual tomará en consideración los criterios de construcción social de la agresión, de atención y tratamiento integral. Mencionar también que nos preocupa la comunidad de profesores y estudiantes varones del CCC que parecen no estar en disposición de asumir su responsabilidad social con respecto a los Derechos Humanos de las Mujeres, en beneficio de las estudiantes y trabajadoras que merecemos desarrollarnos en espacios educativos y laborales libres de cualquier violencia. En ese sentido, recordar que desde hace tres años cuentan con Cineastas Unidas como expertas asesoras para la implementación de las acciones, planes y proyectos que el CCC, como institución de educación pública, tiene la obligación de desarrollar, implementar y evaluar. Insistimos en mantener la figura de Cineastas Unidas como aliadas creadoras, impulsoras y observadoras de las políticas públicas, recordando que gracias a sus esfuerzos hoy contamos con la Campaña de Masculinidades Críticas, mencionada en su compromiso 8, y originalmente anunciada en el marco de la 2a Jornada 8M junto con otras estrategias que esperamos sean puestas en marcha. Instamos al Centro de Capacitación Cinematográfica a convertirse en una institución que sirva como ejemplo a seguir para el resto de las escuelas de artes del país que actualmente continúan siendo partícipes y testigos de la históricamente permitida violencia contra las mujeres, por lo que les invitamos a iniciar una mesa de trabajo con el resto de las escuelas del CENART, incluida la Escuela Nacional de Teatro quienes hoy se encuentran en un conflicto similar al que atraviesa nuestra escuela. Creemos firmemente que este problema no es exclusivo de nuestro gremio y parece un buen momento para realizar acciones conjuntas con el objetivo de erradicar el problema sistémico al que nos enfrentamos las mujeres desde los espacios que compartimos en la cultura y las artes. Sin más que agregar, les recordamos que nos pueden contactar directamente como parte de la comunidad estudiantil y mujeres egresadas, esperando contribuir a formar una comunidad más justa e igualitaria donde podamos encontrar una justicia restaurativa para todas las afectadas. #LasLandetasSomosTodas Ciudad de México a 27 marzo del 2021 A la comunidad del Centro de Capacitación Cinematográfica, A.C., Instituto Mexicano de Cinematografía IMCINE, Centro Nacional de las Artes CENART, Instituto Nacional de Bellas Artes y Literatura INBAL, Secretaría de Educación Pública, Secretaría de Cultura Han transcurrido días de mucha reflexión, el “Tendedero por los 45 años del CCC” reabrió una serie de memorias dolorosas que nos han dejado agotadas emocional y físicamente. Sin embargo, hicimos lo que creímos se tenía que hacer para acelerar procesos que llevaban décadas postergándose, afectando la participación y representación de las mujeres en el cine mexicano; conocemos muchas mujeres que han pensado en dejar sus estudios y sus trabajos, o que han sido obligadas a ello con tal de ya no convivir con sus agresores. Teníamos que hacer algo al respecto. Anunciamos con mucho amor la despedida a esta acción promovida desde el hartazgo y la frustración de una realidad que se vivía día con día en la escuela y el trabajo de la que nadie hablaba, mientras como mujeres buscábamos fuerzas para no ceder, resistir e insistir en aquello que nadie esperaba de nosotras: poder hacer cine. Las Landetas comenzamos por una necesidad de tener un espacio para hablar de estas experiencias de violencia. Permanecimos mucho tiempo calladas y pensamos que había llegado el momento de perder el miedo. La creación del tendedero ha sido un proceso de crecimiento propio, con el que aprendimos mucho de nosotras mismas, reflexionamos y nos cuestionamos. Es importante señalar que nuestra intención nunca fue provocar un daño, sino abrir un diálogo real entre mujeres y hombres que quieren cambiar un contexto apabullantemente desigual y tan normalizado que durante muchos años terminó minimizando y omitiendo nuestras preocupaciones y reclamos. Queremos creer que las denuncias expuestas en este tendedero fueron realizadas de manera consciente, sincera y responsable, apostando por una alerta comunitaria para el resto de las mujeres con quienes compartimos espacio y con quienes queremos continuar haciéndolo sin miedo a que les y nos pase algo. Por tanto les invitamos a que no cese la participación y organización social y política desde la empatía con el objetivo de tener un futuro cada vez menos hostil para las personas, todas y cada una de ellas, tomando en cuenta que los Derechos Humanos de las Mujeres son Derechos Humanos. Queremos dejar claro que nos posicionamos en contra de cualquier violencia que pueda derivar del tendedero, incluyendo la cancelación o marginalización de los agresores, tomando en cuenta que como personas tenemos derecho a cuestionarnos, vivir procesos justos y transformarnos para mejorar. Por eso confiamos que cada caso será revisado con la importancia y particularidad que merece, siempre encaminado a acciones justas. Las reflexiones que surgieron entre la comunidad del CCC y nosotras mismas a partir del “Tendedero por los 45 años” nos han resultado sumamente valiosas, esperamos que no terminen aquí. Les invitamos a no cerrar la comunicación, a escucharse, a restaurar nuestras relaciones y dinámicas para dirigirlas hacia un modo de vida que permita la reivindicación de nuestros derechos. Nunca más dejemos que la invisibilización y normalización de la violencia contra las mujeres se tolere, la participación activa de la comunidad del CCC es importante para que esto se logre. Actuemos con pensamiento crítico, ética y responsabilidad para la paz y salud de todas y todos; vale la pena pensar que podemos hacer las cosas distinto en un sistema que insiste en hacernos creer que nada es transformable. El pasado 24 de marzo el Centro de Capacitación Cinematográfica reconoció en su comunicado que ha existido una violencia sistémica que ha afectado a las mujeres que pertenecen a su comunidad y se comprometió a instaurar una serie de mecanismos y acciones para la prevención, atención y reparación del daño. Todo apunta a que algo está por cambiar, celebramos el gran paso que el CCC ha dado para convertirse en una institución de educación pública responsable con las mujeres que la habitan y que también le han otorgado y seguirán otorgando renombre. Tampoco podemos ignorar los esfuerzos de los proyectos y las personas que han estado en una labor continua y conjunta con el CCC desde el principio, así que saludamos y agradecemos el trabajo que Cineastas Unidas ha realizado y donado desde 2018 a la comunidad, acompañando a nuestra alma mater en todos los procesos, medidas y acciones que se han gestado a favor de las mujeres. Por esta razón, solicitamos atentamente al CCC que continúe asesorándose de este proyecto que hasta la fecha ha apoyado de manera altruista y generosa a la comunidad la cual, gracias a estos esfuerzos, goza de un Pronunciamiento de Cero Tolerancia al Acoso y Hostigamiento Sexual, un Protocolo para la Atención a Casos de Denuncia de Acoso y Hostigamiento Sexual, la Paridad en el Examen de Admisión 2021 y dos Jornadas 8M. Trabajo que sin duda ha marcado un precedente para las escuelas de cine mexicano. Por otro lado, reconocemos que no somos la única escuela que cuenta con un historial de violencia contra las mujeres, por eso invitamos a todas las instituciones pertenecientes al CENART, INBAL y Secretaría de Cultura, a que se sumen a esta acción desde sus centros de formación y trabajo como la Escuela Nacional de Arte Teatral (ENAT), la Escuela Nacional de Danza Clásica y Contemporánea (ENDCC), la Escuela Nacional de Pintura, Escultura y Grabado (ENPEG La Esmeralda) y la Escuela Superior de Música. Hoy celebramos la historia de quienes somos herederas. Gracias a las mujeres que nos precedieron y abrieron rutas, por atreverse ser incómodas y exigir sus espacios para compartirnos sus saberes. Estamos en deuda con todas ellas. Gracias también a las mujeres con quienes nos hemos organizado para apoyarnos, cuidarnos y dirigirnos desde la conciencia y el conocimiento, elementos que de pronto faltan al cine mexicano y que significan la posibilidad de impulsar una transformación social y radical en igualdad de condiciones desde lo simbólico a lo material. No nos queda duda que podremos seguir contando con ustedes cuando sea necesario para llevar a cabo acciones concretas. Como mujeres estudiantes y trabajadoras del cine agradecemos a quienes nos escucharon. De ahora en adelante dirigiremos nuestros esfuerzos en vigilar que se lleven a cabo las medidas necesarias para que ninguna estudiante o trabajadora vuelva a sufrir algún tipo de violencia. No estamos solas, nuestra voz es importante y merece ser escuchada para crear espacios seguros y de sana convivencia entre mujeres y hombres. El tendedero ha acabado, pero continuaremos alerta en todos los espacios, no solamente en las aulas y pasillos del CCC. Nos vemos en los llamados. #LasLandetassomostodas Ciudad de México a 23 de marzo del 2021
Centro de Capacitación Cinematográfica, A.C., IMCINE, Secretaría de Cultura, Secretaría de Educación Pública, Las Landetas somos un grupo de mujeres cineastas afectadas de manera directa e indirecta por la violencia normalizada en las aulas, los sets y los pasillos del Centro de Capacitación Cinematográfica (CCC). A partir de estas vivencias es que reconocemos la discriminación, la violencia y específicamente la violencia sexual contra las mujeres como una práctica tolerada y encubierta en la comunidad estudiantil, académica y laboral del cine y, por tanto, un problema urgente por atender. Ya no podíamos permanecer silenciadas en un contexto que nos vulnera cotidianamente, por eso nos organizamos y de manera anónima creamos el “Tendedero por los 45 años del CCC”, un espacio para alzar la voz de una forma plural y denunciar las violencias que hemos vivido por parte de integrantes de la comunidad de la escuela. Cada una de las denuncias que forman parte de este tendedero, las sentimos como si fuesen de todas. Esperar la implementación de protocolos no puede ser la única solución ante la realidad devastadora que se ha presentado: el tendedero que realizamos ha demostrado que las estudiantes del CCC son violentadas de forma sistemática y continua, desde hace varios años. En los testimonios observamos un problema histórico que no es exclusivo del cine y que se extiende hasta los espacios que ocupamos las mujeres en el CCC. Reconocemos que si bien la institución no es la causante de todas las violencias, sí consideramos que tienen todas las posibilidades para promover un cambio significativo a favor de la vida de las mujeres en la industria cinematográfica mexicana. Por tanto, agradecemos se hayan acercado a nosotras para escucharnos en búsqueda de soluciones que atiendan a nuestras preocupaciones compartidas con una buena parte de la comunidad de mujeres estudiantes del sector cultural en México, tomando en cuenta que también hay otras escuelas que se han pronunciado contra la violencia como lo es la ENAT, reflejando una vez más la exigencia mínima de espacios libres y seguros para nosotras. Retomamos el pronunciamiento hecho por alumnas del CCC con motivo de la Jornada 8M publicado este mismo año que menciona: Como estudiantes, nos es cotidiano compartir espacios con violadores y acosadores en los sets, en clases, en las fiestas de wrapper up e incluso en nuestros propios hogares. Esto se suma a un preocupante contexto laboral al que estamos por enfrentarnos, y algunas ya se enfrentan, donde prolifera una brecha salarial, una diferenciación sexuada de los puestos y cargos, una nula seguridad social, la retención de pagos y recursos que derivan en precarización y el no reconocimiento de nuestro crédito como creadoras y colaboradoras en los proyectos. Exhortamos a que se unan a nuestra indignación y molestia en pos de desarrollar políticas públicas permanentes y progresivas que nos reconozcan como mujeres acreedoras de los mismos derechos que nuestros compañeros varones. Tomando en cuenta que las denuncias sucedieron en situaciones escolares pero también en situaciones laborales, nos parece fundamental que el CCC reconozca y se apropie de la Ley General de Acceso a las Mujeres a una Vida Libre de Violencia en todas las modalidades posibles; es decir, que se entienda como parte fundamental de la cultura ética de la institución. De la Ley nos interesa particularmente que el CCC considere el Capítulo II sobre la Violencia Laboral y Docente donde se establece: ARTÍCULO 10: La violencia Laboral y Docente: Se ejerce por las personas que tienen un vínculo laboral, docente o análogo con la víctima, independientemente de la relación jerárquica, consistente en un acto o una omisión en abuso de poder que daña la autoestima, salud, integridad, libertad y seguridad de la víctima, e impide su desarrollo y atenta contra la igualdad. Puede consistir en un solo evento dañino o en una serie de eventos cuya suma produce el daño. También incluye el acoso o el hostigamiento sexual. ARTÍCULO 11.- Constituye violencia laboral: la negativa ilegal a contratar a la Víctima o a respetar su permanencia o condiciones generales de trabajo; la descalificación del trabajo realizado, las amenazas, la intimidación, las humillaciones, la explotación y todo tipo de discriminación por condición de género. ARTÍCULO 12.- Constituyen violencia docente: aquellas conductas que dañen la autoestima de las alumnas con actos de discriminación por su sexo, edad, condición social, académica, limitaciones y/o características físicas, que les infligen maestras o maestros. ARTÍCULO 13.- El hostigamiento sexual es el ejercicio del poder, en una relación de subordinación real de la víctima frente al agresor en los ámbitos laboral y/o escolar. Se expresa en conductas verbales, físicas o ambas, relacionadas con la sexualidad de connotación lasciva. El acoso sexual es una forma de violencia en la que, si bien no existe la subordinación, hay un ejercicio abusivo de poder que conlleva a un estado de indefensión y de riesgo para la víctima, independientemente de que se realice en uno o varios eventos. ARTÍCULO 14. Las entidades federativas y el Distrito Federal, en función de sus atribuciones, tomarán en consideración: I. Establecer las políticas públicas que garanticen el derecho de las mujeres a una vida libre de violencia en sus relaciones laborales y/o de docencia; II. Fortalecer el marco penal y civil para asegurar la sanción a quienes hostigan y acosan; III. Promover y difundir en la sociedad que el hostigamiento sexual y el acoso sexual son delitos, y IV. Diseñar programas que brinden servicios reeducativos integrales para víctimas y agresores. ARTÍCULO 15.- Para efectos del hostigamiento o el acoso sexual, los tres órdenes de gobierno deberán: I. Reivindicar la dignidad de las mujeres en todos los ámbitos de la vida; II. Establecer mecanismos que favorezcan su erradicación en escuelas y centros laborales privados o públicos, mediante acuerdos y convenios con instituciones escolares, empresas y sindicatos; III. Crear procedimientos administrativos claros y precisos en las escuelas y los centros laborales, para sancionar estos ilícitos e inhibir su comisión. IV. En ningún caso se hará público el nombre de la víctima para evitar algún tipo de sobrevictimización o que sea boletinada o presionada para abandonar la escuela o trabajo; V. Para los efectos de la fracción anterior, deberán sumarse las quejas anteriores que sean sobre el mismo hostigador o acosador, guardando públicamente el anonimato de la o las quejosas; VI. Proporcionar atención psicológica y legal, especializada y gratuita a quien sea víctima de hostigamiento o acoso sexual, y VII. Implementar sanciones administrativas para los superiores jerárquicos del hostigador o acosador cuando sean omisos en recibir y/o dar curso a una queja. Así como en su Capítulo III Artículo 45 referente a la Secretaría de Educación Pública indica: I. Definir en las políticas educativas los principios de igualdad, equidad y no discriminación entre mujeres y hombres, y el respeto pleno a los derechos humanos; VII. Incorporar en los programas educativos, en todos los niveles de la instrucción, el respeto a los derechos humanos de las mujeres, así como contenidos educativos tendientes a modificar los modelos de conducta sociales y culturales que impliquen prejuicios y que estén basados en la idea de la inferioridad o superioridad de uno de los sexos y en funciones estereotipadas asignadas a las mujeres y a los hombres; VIII. Formular y aplicar programas que permitan la detección temprana de los problemas de violencia contra las mujeres en los centros educativos, para que se dé una primera respuesta urgente a las alumnas que sufren algún tipo de violencia; IX. Establecer como un requisito de contratación a todo el personal de no contar con algún antecedente de violencia contra las mujeres; X. Diseñar y difundir materiales educativos que promuevan la prevención y atención de la violencia contra las mujeres; XI. Proporcionar acciones formativas a todo el personal de los centros educativos, en materia de derechos humanos de las niñas y las mujeres y políticas de prevención, atención, sanción y erradicación de la violencia contra las mujeres; Sumado a este breve recordatorio de nuestros derechos como mujeres, hacemos uso de la ley a partir de las denuncias expuestas para indicar algunas propuestas y recomendaciones a la institución a fin de promover un cambio radical a favor de los derechos de las mujeres. Esperamos que entiendan el hecho de que la “orientación y acompañamiento para denunciar” no son suficientes cuando sabemos que la posibilidad de no ser llamadas a rodajes y la seguridad de las denunciantes están en juego; que “la intervención para prevenir conductas violentas en la planta docente” han llegado con bastante retraso y que “el diálogo permanente y las actividades de sensibilización y erradicación de conductas violentas entre la comunidad estudiantil” no enuncia con claridad las acciones y rutas a seguir. Por ende, respondiendo a su voluntad por escucharnos, hacemos llegar a ustedes algunas acciones que observamos como necesarias para prevenir, atender, sancionar y reparar los daños; de tal forma que, con respecto a la prevención de la violencia, nos parece necesario y urgente que exista:
Sin embargo, nos interesa hacer un énfasis en que esta iniciativa no es contra del Centro de Capacitación Cinematográfica. Es decir, nuestra posición es en contra de las personas que componen y replican la violencia que merma nuestras posibilidades de aprender y desarrollarnos en el cine, desde el cual queremos compartir y al cual tenemos derecho como cualquier otra persona. No buscamos perjudicar, queremos hacer de la escuela una mejor. Con nuestra acción buscamos develar un problema persistente al que no queremos que las próximas cineastas se enfrenten, las queremos orgullosas de formar parte de una de las mejores escuelas de cine, disfrutando plenamente su formación y trabajo. Como mujeres, las estudiantes y trabajadoras del cine permaneceremos apoyándonos, organizándonos y exigiendo a las instituciones pertinentes medidas y acciones a fin de eliminar cualquier práctica o idea que tenga como sustento la debilidad o superioridad de un sexo sobre otro. No deseamos más violencia. Buscamos paz. #LasLandetasSomosTodas |